Quien alguna vez creyéndose un intelectual pensó que el fútbol no representa al pueblo, pasa a contradecir el pensamiento popular y demuestra, desde su supuesta sabiduría, una profunda ignorancia. Tal vez, porque no entiende esta pasión, esta locura. Quedo demostrado este domingo en cancha de Crucero del Norte, cuando los simpatizantes de Guaraní Antonio Franco coparon las populares, como si estuvieran en su propio estadio.
El fútbol, es el fiel reflejo de nuestra cultura, porque nos hace apasionados, cuando estamos ganando y nos deprime, cuando perdemos.
Nos da alegría y tristezas, nos brinda la posibilidad de pertenecer a un espectáculo único que no tiene explicación.
Como explicar tanta algarabía, tanto sentimiento por los colores del club amado.
Como expresar, en palabras lo vivido en Garupá, con la presencia masiva de quienes portaban las banderas rojas y blancas.
Podriamos decir que esto, nace simplemente desde el corazón, que por momentos palpita con más fuerza y bombea hasta casi salirse del pecho.
El fútbol es sinónimo de esta locura desenfrenada, de la fidelidad por la casaca, del amor por la camiseta que tiene una "Franja" roja.
Nace desde el barrio, desde Villa Sarita, de la historia y se hace carne en cada uno de los simpatizantes.
Quienes con lluvia, calor, frió, o “púa” igual están, prendidos a los alambrados, saltando en las tribunas,
El fútbol es así, un deporte tan simple pero a su vez lleno de variantes, que se apoya en sus glorias dandole esa magia, como ningún otro deporte.
El fútbol, es folklore, es risa, es lagrima, es lo que nos lleva cada domingo a una cancha con ilusiones renovadas, con la garganta cargada y preparada para gritar un gol, grito que limpia las angustias, los sinsabores.
El futbol representa, la lucha, el compañerismo, las banderas, los gorros, los canticos, las cargadas, el abrazo al desconocido, que dura una eternidad (aunque solo sean sesenta segundos de reloj).
El futbol, es esa sensación de ver a miles de personas totalmente diferentes, “como a hermanos”, como a pares; es desahogo, es ese extraño momento en el que las horas duran segundos y los segundos días, es, en síntesis, pura pasión.
El fútbol, no te quita los problemas, solo te regala un momento en el que nada importa, te brinda ese paralelo en tu vida en el que lo más importante es que ese equipo al que amas, meta esa pelota caprichosa dentro del arco.
Para desatar la euforia, que uno tiene guardada, ese torrente de emociones que no tiene igual, que nace desde el pecho y muere en el puño apretado, sintiendo la adrenalina fluyendo como un rió revuelto sin control.
Que importa si esto se termina en noventa minutos, que importa…
La vida luego sigue su curso, el fútbol nace y muere los domingos (aunque algunos lo vivamos toda la semana).
El hincha lo siente, quienes estamos del otro lado, no lo vivimos de la misma manera, pero recibimos esa vibración, que se hace cuerpo en nosotros.
Que lindo es el fútbol, siempre que lo vivamos como tal, como un juego.
La proxima cita será el domingo, Guarani - Chaco For Ever, alli nos encontraremos nuevamente para vivir este deporte tan especial.
El domingo, Villa Sarita recibirá a tanta locura.
