Cuando las ganas y el amor propio salen a relucir, que importa lo demás, el fútbol en este sentido tiene innumerables ingredientes que componen la esencia de este maravilloso deporte.
Quien no quiere que su equipo juegue, guste, golee y gane. Pero mayormente eso no sucede. Por eso el espectáculo puede ser en determinados momentos, dramático, emocionante, cargado de adrenalina de acuerdo a como se lo mire.
Jugarlo es sentirlo, observarlo es vivirlo.
Y cuando no aparece la claridad o la inteligencia para quebrar un cero a cero, otras motivaciones nacen como señal o inyección que incentivan hasta lo incalculable.
Pocas veces podemos... Continuar leyendo