
Este domingo, cuando la delegación de Guaraní Antonio Franco llegaba al estadio de Libertad en Concordia, para jugar su partido por el Torneo Argentino B contra Colegiales, fue agredida salvajemente por “supuestos” parciales locales que con cánticos y actitudes agresivas, no hicieron mas que perjudicar a la Institución de Villa Sarita.
Las piedras, llovían de todos lados y los proyectiles tenían como destino final el micro de la empresa “Via Bariloche” que transportaba a los jugadores. El saldo, vidrios rotos, contusiones leves y susto por parte de quienes se encontraban en el interior, jugadores, técnico, ayudante de campo, dirigentes.
Este, es el fútbol que no queremos, esta es la violencia que debemos defenestrar del contexto general y de las canchas. Repudiamos totalmente lo acontecido en Concordia y esperamos que los dirigentes Entrerrianos y los del Consejo Federal, tomen cartas en el asunto, para que actitudes de este tipo no se repitan.
Esto, ya es una enfermedad que asota a este deporte últimamente, a pesar de todos los intentos que se han llevado a cabo para terminar definitivamente con la violencia. Hoy en día, ir a ver un partido como visitante no es tan fácil, hay que ingresar al estadio mirando para todos lados y tratando de adivinar de que lado vendrá algún piedrazo.
También es reprochable la actitud de la policía en los estadios de fútbol, donde muchas veces no tienen la capacidad necesaria para apaciguar los ánimos de los hinchas. Sin saber prevenir choques entre ellos, o reprimiendo con desmesura y sin reflexionar sobre las consecuencias de sus actos, los operativos policiales poco hacen para crear condiciones mas propicias para el desenvolvimiento del espectáculo deportivo.
Esto, paso en cancha de Libertad este domingo cuando los uniformados no dieron la más mínima garantia de seguridad, a los Misioneros.
Ante la carencia de identidad social y del vacío racional, los hinchas hacen uso de actitudes incontroladas y de pasiones ciegas que arremeten contra el otro equipo, sin respetar la convivencia y sacan a relucir muchas veces diferencias sociales, económicas, políticas y en este caso deportivas.