Cuando los resultados deportivos aparecen, todo es quietud. Esto, acompaña a los dirigentes, quienes respiran más tranquilos porque de una u otra manera ellos son el centro de atención y reciben todas las críticas cuando las cosas no resultan como se esperan.
En Guaraní, no todo es color de rosa.
Adentro en la cancha, el equipo está segundo en la tabla de posiciones de la zona 8 buscando la clasificación para pasar a la próxima instancia.
Pero afuera…se pelea otra instancia. Recordemos, que en una nota anterior mencionábamos sobre la demanda laboral que existía contra la Institución y nacía de un ex empleado que se desempeñaba como utilero, enfermero, masajista.
Esta persona, judicialmente logró que Guaraní Antonio Franco le pagara en parte lo que “supuestamente” le adeudaba, quedando algunos pesos todavía por liquidar.
Luego de esto, el Sr. Carlos Sanabria, se apersonó en el club solicitando; "Por favor le comprendan y lo entiendan".
La razón del pedido de clemencia fue muy simple, explicó que el reclamo no provenía de una iniciativa propia, sino de la presión impuesta por sus hijos y familiares.
Después de los hechos consumados y la plata cobrada. Regresó y solicitó casi empapado en lagrimas, que le permitieran seguir dentro del club a los efectos de realizar cualquier tipo de tareas “ad honorem” (sin sueldo) con el simple fundamento, “que quería mucho a “la franja” y no podía quedarse en su casa, sin tareas que realizar por el estado de salud de su señora y su incomodidad de permanecer sin hacer nada.”
Ante toda esta parodia, los dirigentes convencidos, decidieron convocar nuevamente a “carretilla” Sanabria para que no se sienta solo, buscando que se reintegre nuevamente en algún cometido o tarea menor.
Hay un adagio popular que dice “La confianza mata al hombre”
“Carretilla” no pensó dos veces, cuando se le presentó la oportundad inicia un nuevo juicio laboral contra la institución de sus “amores” reclamando salarios caídos desde el año 2.005.
Es un común denominador. Los argumentos pueden validarse o no, Sanabria tiene en su haber como pruebas del reclamo las planillas de algunos partidos, (-Quién las suministro…?)
Recortes de periódicos donde aparece su foto y un testigo debajo de la manga Eduardo Zelaya, quien se desempeñaba como utilero y también esta negociando con la dirigencia para no iniciar demanda.
Como está visto, no todo es color de rosas en Guaraní Antonio Franco.
Por eso, siempre criticamos duramente a aquellos que vociferan públicamente diciendo: “Yo quiero al club de mis amores”, “Si yo no hago, no hace nadie”, pero el público o en este caso el hincha, no se da cuenta que ese amor la mayoría de las veces no es gratis, a cambio siempre se saca algo.
Algunos descaradamente viven y aprovechan a las instituciones para, viajar, conocer otros lugares, dormir en hoteles lujosos, hacer relaciones publicas, etc., etc. etc.
Y al final, siempre existe un juicio de por medio.
Los que conducen a los clubes tienen gran culpa en todo esto, por actuar con confianza o tal vez por ser muy generosos.
Una cosa es la relación laboral y otra el amiguismo o compinchismo, eso… a la larga termina perjudicando a los dirigentes.